martes, 17 de febrero de 2009


Paul Thomas Anderson I: “Boogie Nights”

Drama
Interpretes: Mark Wahlberg, Burt Reynolds y Julianne Moore
Sinopsis: Narra la biografia de una estrella del porno en la decada de los 70 en el valle de San Fernando en Los Angeles.

Extremadamente exquisita en la reproducción del ambiente de los 70, tanto en vestuario como en ambientación escénica y musical, consigue transmitir con claridad la decadencia y encanto de la década. Podemos sentir la excitación al atravesar las puertas de un atestado club nocturno, donde en el aire flotan el sexo y la electricidad. Es más, la película consigue algo mucho más complicado: recrear fielmente la ética y mentalidad imperante en los 70 en EEUU.

En los 70 las personas aún creían en la posibilidad de alcanzar su propia perfección. Querían ayudarse a si mismos, enriquecerse, y expresarse. El concepto del sexo como expresión última del yo individual era algo ampliamente aceptado. La gente no solamente quería sexo, sino que creían en él casi de un modo religioso. En “Boogie Nights” Paul Thomas Anderson utiliza la industria del porno en Los Angeles como vehículo para mostrar estos ideales de forma extrema, aunque, como digo, estaban implantados en toda la sociedad. También nos muestra como esos valores resultaban tan corruptos como atrayentes, aprovechando al mismo tiempo para revisar las miserias y decepciones de los personajes individuales. No debemos olvidar que Paul Thomas Anderson dirigió la película con tan sólo 26 años. Sorprende la madurez y el resultado final: una película sofisticada, apabullante y maravillosa.

A la cabeza del reparto tenemos a Mark Wahlberg, que con su cara de niño con un punto de malicia, resulta perfecto para interpretar a una estrella del porno. Su personaje es Eddie, un joven dotado por la naturaleza con algo único. Como dice varias veces durante la película: “A cada persona se le concede un don especial”. En su caso su don está entre sus piernas. Durante el desarrollo de la historia, y siempre fuera de plano, vemos la reacción de sorpresa e incredulidad de varios personajes cada vez que Eddie se quita sus diminutos calzoncillos de nylon.

“Boogie Nights” aunque está ambientada en el mundo de la pornografía no es en absoluto una película pornográfica. Sin embargo Anderson consigue mantener la ‘tensión sexual’ sacando de cuadro el sexo más explicito en el momento justo para transmitir claramente el mensaje sin arriesgarse a vulnerar los puritanos códigos morales de la industria. La primera escena sexual de Eddie con la diva del porno Amber Waves (Julianne Moore) consigue ser a la vez cruda, absurda, una iniciación e incluso una escena de amor. Moore, en una magnífica interpretación, parece una madre recibiendo a su hijo perdido de nuevo en su vientre.

La película narra las vidas de varios personajes en su transición desde los 70, hedonistas e inocentes, a los 80, dominados por la sangre fría y los intereses comerciales. El personaje interpretado por Burt Reynolds es quizá el mejor ejemplo. Un director paternalista que hace porno ‘artístico’, que hace películas, acaba sus días recorriendo un almacén lleno de cintas de video de porno barato. El porno abandona los cines para entrar en las casas, y la gente demanda lo que demanda. Ya no hay lugar para el ‘arte’.

La trama se desarrolla en torno a la espiral de éxito y decadencia de Eddie. Wahlberg está realmente impecable como el chico que deja el instituto para embarcarse en la montaña rusa del porno, igual que la legendaria estrella del porno John Holmes. Pero, sin ninguna duda, quien aporta el punto de amargura y drama es Julian Moore, contrapesando la falta de capacidad interpretativa de Wahlberg.

A primera vista Amber es la típica estrella del porno, adicta a la cocaína, sin talento y alocada. Poco a poco Julian Moore nos lleva hasta las simas más profundas del alma de esta mujer y su dolor. La primera vez que Amber conoce a Eddie es evidente que conecta con él como un sustituto ‘artificial’ de su hijo, separado de ella por culpa de su estilo de vida. Decepciona un poco que Anderson considerase necesario poner esto en palabras más adelante en la película cuando las palabras eran totalmente innecesarias.

Al visionar la película, por favor, prestad atención al increíble abanico de miradas a Eddie que Julian Moore despliega. El primer plano sobre ella durante una fiesta, mientras mira a Eddie cerca de la piscina, es uno de esos bellos momentos que se te queda dando vueltas en la cabeza durante días. En una sola toma vemos la simplicidad de Amber, su confusión, su fragilidad y la pureza de sus convicciones. Una escena como esta justifica el buen cine. No veo como se puede expresar esto en palabras o incluso en una toma a mayor distancia.

A Anderson le gustan considerablemente los primeros planos, y sabe usarlos con inteligencia. En medio de una tensa escena, cuando Eddie a principios de los 80 está en su momento más bajo e intenta robar a un traficante junto a sus amigos, Anderson introduce un primer plano largo poéticamente lógico. En unos segundos se nos revela el nivel de degradación que ha alcanzado. Otra característica de Anderson es su capacidad para combinar escenas enervantes con situaciones cómicas, que sirven para reforzar el desarrollo argumental. Un ejemplo es el técnico de cámara desquiciado interpretado por William H. Macy, incapaz de ir a una fiesta sin encontrarse a su esposa follando con alguien en el suelo.

A medida que la película se desarrolla, y los personajes llevan vidas cada vez más divergentes, Anderson sigue distintos hilos arguméntales de forma simultanea. Consigue mantener la unicidad mediante el uso inteligente de puntos de contacto así como gracias a la confianza del espectador, que se ha ganado en las primeras fases de la película.

“Boogie Nights” no es un mosaico de episodios independientes sobre personajes disparatados. Es un retrato creíble de la historia social reciente pintada con colores intensos y exuberantes.

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