jueves, 23 de diciembre de 2010

Buscando en el armario

Hace días que me ronda la cabeza, de forma obsesiva, un pensamiento absurdo: que estaría escondido tras las toallas en el armario de mis padres en las navidades de 1978.

Mis padres no eran precisamente unos James Bond en la compra de nuestros regalos de Reyes. Recuerdo aparcar en el Galerías Preciados de Uría, en Oviedo, en el coche de mis padres con mis dos hermanos en la parte trasera, dándonos guarrazos. Mis padres nos dejaban en el coche mientras, supuestamente, iban a comprar unas cosas que tenían que comprar. Tras media hora salían con una cajas envueltas en papel de regalo que rápidamente metían en el maletero. Recuerdo que pregunté que había en las cajas, intrigado. Mi madre me dijo que dentro había una falda y unos pantalones. Pues menuda falda más rara, ¿no?

Cuando volvíamos a casa las cajas desaparecían en el cuarto de mis padres y no volvíamos a saber nada de ellas. Ni veíamos a mi madre con una falda nueva de formas cuadrangulares. Ni a mi padre con unos pantalones de astronauta, que son los únicos que cuadraban con el tamaño de los paquetes.

Tenía que averiguar que había en los paquetes, y, aprovechando un descuido de mis padres, me escurrí en su habitación y abrí el armario de su cuarto, un armario enorme que servía como almacén central para todo. Detras de las pilas de toallas vi los paquetes, y me quedé paralizado. ¿Que podía hacer? Si los abría, se enterarían, y tenía asegurada una bronca monumental (probablemente con lanzamiento de zapatilla incluido). No me atreví, y aún hoy en día me pregunto que fué de esos paquetes.

El día de Reyes todos los hermanos recibimos nuestros regalos, pero ninguno de ellos estaba envuelto con el papel que yo había visto en el armario. Tampoco el de mi padre. Ni el de mi madre. Pero los paquetes ya no estaba: lo verifiqué unas horas después aprovechando otro descuido.

Recuerdo haber pensado entonces que quizá los paquetes eran un regalo para los Reyes o para sus camellos (de pequeño pensaba que los camellos deberían ser los principales protagonistas, porque eran lo que cargaban con los regalos), porque no encontré otra explicación.

A punto de coger las maletas e irme a casa por Navidad sólo tengo una cosa en la cabeza: tengo que interrogar a mi padre sobre el paquete desaparecido. Aunque me arriesgue a un lanzamiento de zapatilla...

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