jueves, 30 de diciembre de 2010

Ejercicios de Estilo I

Tres vueltas. Ya llevaba tres vueltas dadas a la maldita rotonda sin saber que salida debía tomar para llegar al aeropuerto lo antes posible. Y esta vez era realmente importante llegar a tiempo. Esa misma mañana había recibido un mensaje de Samuel bastante claro: "Recoge a Lin antes que los otros. Vuelo MNN 456 procedente de Dublin. Llegada a las 19:15 en terminal 2. Good Luck". ¡Que manía tenía este hombre de terminar todos los mensajes con algo en inglés! Siendo natural de Manchester podría parecer hasta normal, pero Samuel llevaba 30 años viviendo en España y era más patrio que la tortilla de patata o que el bocadillo grasiento de calamares.

Cuarta vuelta, y seguía perdiéndose en su cabeza en vez de tomar una salida. Decidió tomar la primera de turno, y salió enfilado hacia una carretera estrecha de doble sentido que, sorprendentemente, acababa en el gigantesco aparcamiento de la terminal. Odiaba dar vueltas con el coche buscando una plaza para aparcar. Encontró una planta en la que había 2 coches aparcados en las más de 400 plazas disponibles: amarillo, R, 3. Amarillo, R, 3. Como siguiesen complicando estos códigos tendría que empezar a escribirlos.

Flotando sobre la cinta transportadora, vio que la puerta de llegadas vomitaba pasajeros de forma continua, imposible saber de que vuelo procedían. Las pantallas informaban que el MNN 456 ya había aterrizado, con 15 minutos de adelanto, por lo que esperaba ser el primero en llegar. Se apoyó en la valla metálica que impide el acceso a la zona de la puerta. A su lado, un hombre vestido de uniforme con aspecto de chofer mostrando un cartel con letras bastante dibujadas que rezaban "Sr. López". "Pues lo lleva claro este para encontrarle", pensó. Amablemente le preguntó al caballero si podía usar una de sus cartulinas y su rotulador. Rápidamente garabateo en el papel "Lin" y devolvió el rotulador a su dueño, dando las gracias.

Dos minutos después, desorientada por la inundación de luz del lobby del aeropuerto, apareció en la puerta una mujer menuda, de aspecto escandinavo, pero pelo negro, cargando al hombro una mochila tan grande como ella y arrastrando una maleta de flores con ruedas. Entrecerrando los ojos, le vio con el cartel en alto, y se dirigió hacia el sin dudarlo, adelantando una mano y diciendo estar encantada de conocerle.

"Hola, encantado de conocerte. Soy Lin. Olga Frida Linvistik, pero llámame Lin. Que tonta, ¡si ya me lo llamas en el cartel! ¿Te envía Samuel?".

"Si, me pidió que viniese a recogerte y que lo hiciese rápido, antes que los otros".

"Pues menos mal que le has hecho caso. En un rato te lo explico".

Juntos salieron del aeropuerto comentando lo hermosa que estaba la ciudad en invierno, los problemas que Lin había tenido para conseguir un billete en estas fechas, y la cantidad de gente que atestaba el aeropuerto.

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